Son los clientes los que sustentan tu negocio, sin ellos tu negocio simplemente no existiría, así que todo lo que hagamos debe ir encaminado a conservar y aumentar la clientela.
Es verdad que hay clientes que preferiríamos no tener, pero no podemos expulsarlos del negocio ni impedirles el acceso, por eso debemos evitar los conflictos con ellos.
Es preferible perder una discusión con el cliente cediendo a sus reclamos que confrontarnos con él, pues un cliente insatisfecho y molesto con nosotros en un enemigo de nuestro negocio y así como una opinión positiva nos ayuda favorablemente, un cliente molesto nos perjudicará porque habremos ganado inútilmente a un promotor de nuestro fracaso.
Cuando un cliente está enfadado, las circunstancias siguen un curso natural hacía una crisis dentro de nuestro local si este es físico, y si nuestro local es virtual se puede iniciar una tendencia negativa en internet. Como quiera que sea, un cliente enfadado afectará nuestras ventas y por ende nuestro negocio.
Ya sea la crisis dentro de nuestro local o la tendencia virtual, ambas afectarán negativamente a nuestro negocio y es hasta entonces cuando serán casi irreversibles los efectos de una situación que pudimos evitar desde un principio.
Por eso, retrocedamos un poco para aprender la lección: el cliente manifiesta los primeros síntomas de molestia y nosotros podemos reaccionar a la defensiva, pero si somos inteligentes podremos manejar la situación con expresiones como “tiene razón, permítame ayudarle”, y si eso implica perder dinero, créame que por mucho eso habrá sido mejor que las consecuencias de un conflicto indeseable.