Lo que nos dejó la pandemia: ahora es el cliente y no el producto el centro de tu negocio

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Superada la crisis de la pandemia algunos pueden pensar que es sólo cuestión de tiempo para retomar los hábitos de consumo anteriores, pero las cosas han cambiado demasiado para que esto suceda, el escenario es otro. Podemos llegar a los niveles anteriores de consumo, pero los hábitos han cambiado.

Ahora es el consumidor el que dice cómo, cuándo y por qué quiere tener una relación con tu negocio y, si quieres interactuar crecer, tendrás que seguir sus reglas.

Esto no tiene por qué ser necesariamente malo, los cambios provocados por la crisis de la pandemia y las nuevas generaciones impulsan al comprador hacia tiendas más cercanas y especializadas, tiendas que satisfagan sus necesidades y no sólo que ofrezcan productos.

Todos los negocios se buscan lo mismo: vender algo a alguien y hacerlo en la mayor cantidad posible, con el mayor margen de beneficio posible y la mayor frecuencia de compra posible, sin embargo cada negocio elige el modelo comercial que sirva para lograr ventas, y este modelo define el objeto del negocio y determina los resultados.

Tradicionalmente, los comerciantes han tenido que adaptarse a los distintos cambios sociales. En muchas ocasiones, incluso anticipándose a los cambios. Los comerciantes siempre han sabido que para vender con beneficio es vital planificar las campañas y comprar mercancía suficiente sin pasarse del nivel de almacenamiento conveniente.

Pero la evolución de la sociedad exige la evolución de los negocios y con ella la evolución del marketing, aunque aún existen muchos comercios que se basan en el producto y no en el cliente como el fundamento de su negocio.

Si te estás preguntando qué es el marketing, la mejor definición es: «Satisfacer las necesidades de tu mercado de forma rentable».

La respuesta está en el cliente y sus expectativas. El cliente es quien decide cuál es el destino de nuestro negocio, por tanto, el foco de nuestro negocio siempre debe orientarse al cliente como nuestro principal activo.

Escuchar de forma activa al cliente e interpretar las señales de lo que hace y de lo que no hace, así como los motivos de por qué lo hace, es vital para ofrecerle lo que en realidad está deseando comprar.

Debemos saber qué es lo que nuestro cliente quiere, aunque él mismo no lo tenga muy claro, porque de ello depende que nuestro modelo de negocio sea un éxito o un fracaso.

Un negocio, por definición, debe generar beneficios y el marketing propicia que, en la relación comercial, ganen ambas partes, el cliente y el negocio.

El objetivo primordial de todo negocio es obtener ganancias, pues sin ellas las posibilidades de supervivencia en el mercado desaparecen, pero para conseguir estos beneficios hay que conocer las reglas del juego y adaptarse constantemente al mercado objetivo al que te diriges.

La rentabilidad de tu negocio dependerá de las decisiones que tomes, basadas siempre en las necesidades de tu cliente.

El objetivo de tu negocio no debe ser vender productos en la tienda sino satisfacer las necesidades de tus clientes y ganar dinero con ello. No es lo mismo decir: me dedico a la venta de abarrotes y con ello busco ganar dinero”, que decir “me dedico a satisfacer las necesidades de personas en el área de abarrotes y con ello busco ganar dinero”.

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