Muchos comerciantes resguardan a sus hijos detrás del mostrador mientras atienden. Ahí los hijos juegan, se alimentan, lloran, crecen… ahí hacen su vida. Siempre se ha dicho que poner una tienda es como tener un hijo y que hay que cuidarlo, alimentarlo y verlo crecer, pero aquí hablamos de los hijos verdaderos, hijos que son carne de nuestra carne, sangre de nuestra sangre, y los vemos crecer literalmente a un lado de nuestros pies.
Esta situación de los hijos es injusta no para nosotros, sino para ellos, pues los hijos no tienen la culpa de vivir tras un mostrador, ellos debieran crecer en casa, rodeados de comodidad, de bienestar, con espacios suficientes para jugar, siendo alimentados cada vez que lo requieren, con la atención máxima de sus padres, pero no es así para muchos de los hijos de comerciantes. Ellos deben vivir ahí, tras el mostrador, mientras los padres tratan de sostener la tienda en óptima condiciones comerciales.
Hay actividades comerciales que son más flexibles que otras para llevar a cabo un equilibrio entre la vida y el trabajo, y en el caso de los que tienen tienda pasa algo particular, pues se requiere invertir una gran cantidad de tiempo en el negocio, lo cual hace más difícil la tarea de padre o madre de familia y comerciante a la vez.
En estos casos se debe resaltar el valioso apoyo de la familia, esos familiares que con frecuencia ayudan con los cuidados de sus hijos cuando acababan de nacer y durante sus primeros años de vida. Por eso es muy importante procurar siempre y en todo momento la unidad familiar. Especial colaboración suelen hacer los abuelos de los hijos de tenderos, pues son los que suelen tener especial dedicación en la colaboración en la crianza de los hijos.
Sin embargo, no siempre se puede contar con el apoyo de la familia para cuidar a los hijos, a veces el tendero se encuentra solo por múltiples circunstancias posibles: el esposo trabaja y ella se queda a cargo de los hijos y el negocio a la vez; el esposo abandonó a la esposa y a sus hijos y ella pone una tienda para salir adelante; el matrimonio se hace cargo del negocio; ella es madre soltera y tiene una tienda… en fin hay muchos casos en que el emprendedor se queda a cargo de la tienda y de los hijos a la vez.
Sí el tendero está solo con la tienda y tiene hijos, debe estar consciente del reto que significa ser emprendedor y padre o madre de familia a la vez, porque, por una parte, atender a los hijos consume tiempo, pero al mismo tiempo no se pueden descuidar las labores de la tienda.
Al tendero le importa su tienda, conservar e incrementar los clientes, hacer crecer las ventas, surtir su tienda, administrarla, y eso absorbe mucho tiempo. Muchos tenderos aseguran que en su tienda trabajan más que cuando eran empleados, antes de ser emprendedores. Sin embargo, al mismo tiempo deben pensar en sus hijos, cuidarlos, alimentarlos, educarlos, y protegerlos.
¿Entonces es posible ser padre o madre y emprendedor al mismo? Ese es el reto: poder con ambas delicadas tareas. Y no sólo eso, hay que sacarle ventaja a la situación. Cuando eres papá o mamá te vuelves más capaz porque aprendes a hacer las cosas de la mejor manera posible, te vuelves más ahorrador porque sabes que tienes un propósito mayor, te vuelves más responsable porque no le puedes fallar a tus hijos, te vuelves más eficiente porque aprendes la importancia de hacer las cosas bien, aprendes no perder el tiempo porque debes aprovechar al máximo el tiempo disponible.
Ser padre o madre te da muchas cualidades que debes aprovechar para que tu tienda tenga éxito. Finalmente será la tienda la que te dará los recursos para alimentar, proteger, educar, vestir a tus hijos.
