Cuándo tirar la toalla y cerrar tu negocio nuevo

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Por muy apasionado que estés con tu proyecto, primero hay que establecer un límite de cuánto le vas a invertir a fin de que no afecte tus finanzas familiares, y entendiendo que todo negocio comienza con pérdidas, hay que saber por cuánto tiempo y hasta qué nivel podemos soportar pérdidas.

Siempre que se inicia un negocio, las finanzas personales hay que tenerlas separadas. Es como si tuvieras dos cajas: una para pagar tus gastos familiares (renta, alimentos, ropa, entretenimiento, telefonía, etc.) y otra que te permita invertir en el negocio y soportar las primeras semanas o meses en que no habrá ganancias o éstas no serán suficientes.

Antes de iniciar un negocio hay que asegurar las finanzas familiares ya sea con ingresos adicionales como un empleo, o ya sea con ahorros suficientes. En base a esos ahorros, es necesario establecer el periodo que podemos esperar a que el negocio funcione, el cual en promedio se establece entre seis meses y un año.

El periodo de resistencia y paciencia para que un negocio nuevo sea rentable dependerá de dos factores: la capacidad de resistencia de las finanzas familiares y el tiempo razonable de espera para que el negocio se consolide y sea rentable según sea el giro, la competencia, la inversión inicial, la ubicación y otros factores.

Desde que inicia un negocio se deben establecer sus etapas de crecimiento. Estas etapas deben constituir los parámetros con los que se debe medir al negocio en sus primeros días, semanas, meses y años de vida.

En caso de que no estemos logrando los objetivos en las diferentes etapas, antes de decidir cerrar el negocio, necesitamos revisar de inmediato cuáles son las causas por las que no lo estamos logrando y si notamos que no fuimos realistas al ponernos los objetivos, habrá que replantearlos y redefinirlos.

Únicamente si nos damos cuenta que los objetivos de crecimiento no son alcanzables, si ya revisamos todas las alternativas incluyendo replantear los objetivos, si ya analizamos el por qué no logramos el nivel de ventas que pretendíamos y además nos consta que no está en nuestras manos hacer las correcciones, y si ya nos dimos cuenta que  no podemos modificar el rumbo ya sea por falta de recursos financieros o porque no hay viabilidad en el mercado, entonces, y sólo entonces, podemos hablar de cerrar el negocio y comenzar a liquidar los activos para recuperar lo más que se pueda de la inversión. 

Si consideras que el negocio es rescatable, pero no cuentas con los recursos suficientes para hacerlo tú mismo, piensa en la posibilidad de traspasar la tienda. Sería muy honesto dar a conocer las causas de tu claudicación, así como el diagnóstico para que sirva de herramienta a un posible nuevo propietario. 

Sí ya tomaste la decisión de cerrar, no olvides cerrar el círculo, darte de baja ante las autoridades, liquidar tus adeudos, cobrar a tus deudores, retirar anuncios de tu tienda en el exterior del local, entregar el local en óptimas condiciones, y tener una reunión familiar donde se reflexione sobre lo sucedido evitando rencores, culpas y todo mal sentimiento, así como plantearse los pasos a seguir. 

Cerrar una tienda, siempre es una experiencia de la que podemos aprender muchas lecciones y recuerda Es el fin de un ciclo, pero no es el fin de la vida como emprendedor. Podrás retomar nuevamente un proyecto comercial tan pronto estés preparado financiera y anímicamente.

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