Sácale ventajas al calor

Las tienditas de barrio, si son observadoras y creativas, pueden convertir el calor en una oportunidad para vender más, atraer nuevos clientes y fidelizar a los de siempre. A diferencia de los supermercados, que a veces parecen lejanos o impersonales, las tienditas tienen la ventaja de la cercanía y la reacción rápida. ¿Cómo aprovechar esa ventaja?

Primero: ¡refrescar la oferta!

El calor genera una necesidad inmediata: refrescarse. Y ahí entra el primer cambio inteligente. Un refrigerador limpio, bien iluminado y con productos atractivos puede ser un imán.

Las tienditas que dan prioridad a la visibilidad y el buen surtido de bebidas frías, helados, paletas, aguas de sabores y productos congelados tienen todo para atraer a quienes caminan bajo el sol o llegan en busca de alivio.

Pero no todo son bebidas. También hay alimentos que se antojan más en temporada calurosa: gelatinas, ensaladas de frutas, yogures, botanas frescas. 

Incluso los clientes que siempre compran lo mismo agradecen nuevas opciones si les resuelven un antojo o una necesidad práctica. 

Y no olvides los productos de temporada como bloqueadores solares, ventiladores pequeños, repelente para mosquitos, como tampoco debes olvidar que en temporada de calor se introducen insectos a las casas, así que surte bien el área de insecticidas.

Segunda ventaja: el impulso del momento

Una persona acalorada toma decisiones más impulsivas. Las tienditas pueden aprovechar este comportamiento colocando productos atractivos a la vista inmediata: cerca de la entrada, junto a la caja o incluso en una hielera improvisada a la puerta. 

Si el cliente ve una botella con gotas de condensación o un refrigerador de paletas de hielo, es probable que no lo piense dos veces.

Tercero: ofrece sombra, no sólo productos

Si tienes espacio, coloca una pequeña lona o sombrilla afuera de tu tienda donde la gente pueda esperar en sombra unos segundos, o incluso un banco improvisado. 

Hay personas mayores, madres con niños o repartidores que agradecerán ese detalle y lo recordarán al momento de decidir dónde comprar.

Cuarto: campañas de temporada

El calor es un buen pretexto para poner letreros creativos: “¡La sed sí tiene quien la quite!” o “¡Aquí se te olvida el calor!”; también puedes ofrecer promociones: “Compra 2 aguas y llévate la tercera a mitad de precio”, o combos: “Refresco + botana + paleta = $X”.

Incluso podrías organizar dinámicas simples con los niños del barrio: quien junte 20 tapas de cierto producto recibe un helado gratis, o una rifa semanal entre los clientes que compren productos fríos. Con creatividad, hasta el calor puede parecer divertido.

Y por último: conocer a tu gente

Las tienditas que saben cómo viven sus vecinos tienen ventaja. ¿A qué hora salen los niños a jugar? ¿Cuándo regresan los trabajadores? ¿Qué días hay más movimiento en la calle? Todo eso permite anticipar la demanda y programar mejor los surtidos. 

Tal vez descubras que en tu colonia se vende más agua que refresco, o que a los adultos mayores les gustan más los yogures que los helados.

Sí tienes comunicación grupal a través de redes sociales o alguna aplicación de mensajes, comunica tus ofertas de verano. 

En resumen, el calor puede ser un aliado si se sabe leer bien al cliente. Las grandes cadenas difícilmente personalizan su oferta o reaccionan en tiempo real, pero las tienditas sí pueden hacerlo. Con atención, rapidez y un poco de ingenio, una ola de calor puede convertirse en una ola de ventas.

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