Con perseverancia, esfuerzo y optimismo: el caso de un guerrero que compite con un Oxxo

En un país donde las grandes cadenas comerciales parecen multiplicarse en cada esquina, algunos pensarían que los pequeños comerciantes están condenados a desaparecer. Sin embargo, historias como la de Eduardo López, un tendero de Torreón, Coahuila, demuestran que la perseverancia, el esfuerzo diario y una buena dosis de optimismo pueden ser más fuertes que cualquier corporativo.

Desde 2010, Eduardo tomó una decisión que para muchos habría parecido suicida: instalar su tienda justo enfrente de un Oxxo. La dueña anterior había abandonado el local precisamente por temor a esa competencia, pero “Lalo”, como lo conocen sus clientes, apostó por quedarse, por trabajar, y por confiar en la cercanía humana, esa que ninguna cadena automatizada puede ofrecer.

Su tienda, El VIP Guerrero, es modesta en tamaño pero inmensa en carácter. En ella caben desde comestibles hasta frutas, verduras y productos refrigerados. No hay cerveza, pero hay algo más valioso: un trato personal, una sonrisa, una palabra amable, un tendero que sabe tu nombre y que sabe exactamente qué marcas prefieres.

Lalo abre todos los días. Trabaja casi sin descanso, y si no está atendiendo, está surtiendo. No es una vida fácil, pero es una vida digna, honesta y fructífera. Gracias a su tienda ha sacado adelante a su familia y ha pagado la carrera universitaria de sus hijos. Uno de ellos es ya ingeniero biomédico. La tienda no es sólo un negocio: es una obra de vida.

Y eso es lo que debemos recordar todos los que tenemos una tiendita, un comercio o un emprendimiento en marcha. El éxito no se mide en metros cuadrados, ni en el número de sucursales. Se mide en constancia, en compromiso y en amor por lo que se hace.

Cada tienda de barrio que sobrevive —y más aún, que florece— frente a las grandes cadenas, es un testimonio de que el trabajo duro sigue teniendo sentido. Es una muestra de que los lazos humanos, la confianza y la atención personalizada todavía valen más que cualquier estrategia de mercadotecnia.

Eduardo no tuvo miedo. Pero más importante aún, no perdió nunca la fe en sí mismo ni en su comunidad. Su historia nos recuerda que cuando ponemos el corazón en nuestro negocio, y lo respaldamos con esfuerzo y entrega, podemos lograr mucho más de lo que imaginamos.

Así que si hoy abriste tu tienda sin saber si venderás mucho o poco, si estás pensando si vale la pena seguir adelante, piensa en El VIP Guerrero, en Lalo, y en tantos otros que como tú, han decidido no rendirse. Porque en el comercio, como en la vida, no siempre gana el más grande… sino el que nunca se rinde.

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